Cuando llegan las fiestas, en cada familia, hay una división natural del trabajo (Aguante el CBC con los libros de Durkheim.... chupate esa mandarina!).
Mi hermano se ocupa del árbol, los adornos, sacar los papá Noeles de hace 10 años de cera que nunca se consumieron. Poner las guirnaldas por toda la casa y bancarse a mi vieja. Mi vieja es la perfecta organizadora de eventos, solo que a veces peca en exceso con ciertos modismos de caballería que la hacen merecedora de su grado de sargento primero, extendiendo el dedo como un florete.
Mi viejo llega siempre sobre la hora del sur ( dichoso él) y a mi , me toca la comida.
Las compras de fin de año son de esas actividades que me recuerdan porqué no es bueno ir a última hora a aprovisionarse en este país de cualquier cosa. O sea, si comprar los regalos es de por si un pase directo a un manicomio, el conseguir una pieza de pavita o peceto para el vithel está a la par de un transplante. Es más, uno corre con más suerte si está necesitado de un hígado o un riñón en noche buena ( algunos gentiles donantes beodos suelen estrellarse contra el alumbrado público en un acto de generosidad sin precedentes) .
Me dirigí a comprar un poco de ahumados para un plato loco con pan de enheldo ( las pelotudeces de Narda prenden siempre en casa) cuando los ví; al borde de la góndola circular de fiambres. Una familia peculiar: Mamá de 92 kilos y metro sesenta y dos, Papá de 103 kilos, dedos del díametro de un chorizo y metro setenta y la nena, que parecía R2D2 de la guerra de las galaxias; hablando muy suelta por su teléfono nuevo, con su novio nuevo, sobre una profesión que es de las más viejas.
Saqué número con mi mejor cara de salame y me puse a esperar, viendo como estos buenos descendientes de sureños italianos, con ascendiente turco, depredaban de jamones y bondiolas el lugar. Por lo que pude calcular, dos kilos de excelso fiambre. La tía de R2, acompañaba el cortejo a grito pelado con alguien que, o bien era sordo, o estúpido, o buzo táctico ( y estaba recibiendo la llamada desde un submarino) o padecía sordera senil. Puede que todo lo anterior junto, porque su voz retumbaba sobre los pickles como el arbusto en llamas de Moisés.
" Fiaaaaaaambre Eleonoraaa, vamos a comer fiaaaaambreee, eso no te hace mal a corazón, quedate tranquila que es sin saaal.... Ehhh? Fideeeeos Eleonora, de segundo plato fideoooos, sin sal te los hago, con queso de rallar nomás, sin salsa... Ehhh? ¡Asado noooo que te va a levantar la presióon!!"
Yo soy naturalmente mal pensado y me dije. Este fin de año alguien cobra una herencia. Sea quien fuere, espero que sus coronarias estuviesen preparadas para un shock de mar muerto salino en su dieta. Augurándole supervivencia, o al menos un simple ACV para terminar de joderles el intento de homicido al resto de la familia.
Juntaron al chancho en fetas, ensobrado en papel blanco y caminaron como una formación de tanquetas Napoletanas hacia la caja.
La madre de R2 miró al Rolo ( padre de R2 a quien deberíamos llamar Anakin) y le preguntó: " Rolo, vos queso bríiiEEE comés?"- lo dijo con EEE final acentuada ¡Y hasta los corazones de alcaucíl se dieron vuelta!-
El Rolo es una de esa personas que debe haber consumido tres tipos de quesos en toda su vida: Mar del Plata, Muzarella y de rallar. Miró a su jermu con cara de fino catador francés de lácteos y dijo: "¿Loo quéeee?"
Su mujer hizo un paquetito con la vergüenza del momento, lo ató con las risitas que se escaparon de otro tanto de la clientela y prosiguió viaje hasta la caja.
Ahhh me pregunto como Wilbur Smith ¿Adonde irán a morir los elefantes.....?
By "Paleta Sanguchera" COLTON & "Queso de Máquina" VEGAS

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