lunes, 25 de abril de 2011

LA VIEJA ME ESPERA PARA CRUZAR


No soy de esos conductores dementes que se cuelgan de la bocina, ni que  dan volantazos entre carriles o que giran sin poner el guiño. Soy bastante precavido a la hora de  mantener las prioridades de paso de  peatones y ciclistas ( siendo yo  un ocasional peatón y  más ocasional aún ciclista), pero hay una  vieja con juanete que vive a media cuadra  a la que se la tengo prometida.
Todo barrio tiene una vieja de mierda. Es la encargada de andar con cara de orto por las veredas, llevando siempre una bolsita  de red con tres pelotudeces, una billetera sin plata, un manojo de llaves gigante que solo está ahi para hacer ruido, un pañuelo de seda y algo en la otra mano para pegarle a los chicos y a las mascotas cuando se le acercan, temerosa de perder estabilidad por todo.
Uno la ve caminar por Monroe haciendo  un trazado zigzagueante. Como  que le sigue el rastro a  una lombriz que bajaba del cerro haciendo eslalon. A veces puteando por lo bajo, otras a viva voz, se queda parada en la calle Hacha hasta verme llegar con la camioneta ( los días en que ando apurado sobretodo).
Es la única  razón por la cual me haría colectivero y me la llevaría  a pasear debajo del interno PISO SUPER BAJO  hasta Avenida Contituyentes como mínimo. Porque no puede ser  ya casualidad, intuyo estará parada ahí por horas, viendo pasar el tránsito como un  agente de la Metropolitana. Sin importar  las condiciones del tiempo; el frio no la conmueve, el calor no la aja, solo espera hasta ver el  leoncito  del frambuesamóvil asomarse a la bocacalle y  ahí se manda. A  un cruce kamikaze: En verde,  en amarillo parpadeante, en rojo o en lo que esté. 
Con los juanetes  hechos mierda eso sí: viene caminando como  si  pisara huevos rellenos de alfileres, con los  brazos abiertos haciendo equilibrio. Por la cara que pone, cada paso es  una caminata en patas sobre un brasero ardiente; agachada va siguiendo atenta a su lombriz esquiadora. Yo espero, paciente sin hacer quilombo, pongo mi mejor cara de " pase Señora, pase o múerase de una puta vez, así podemos seguir transitando".  Es al pedo, la vieja ya me tiene entre ceja y ceja. Ella ante la duda  se da  vuelta  y me putea, porque encima que no le toco  bocina y la espero como un señorito inglés,  me putea... Vieja del orto.
Y me levanta el puño cerrado, mientras hace pan y queso, pasan dos trenes de ida y de  vuelta, se me cuelgan de la bocina todos los bondis que vienen de un lado y del otro, me mandan a cagar al unísono todos los tacheros y fleteros y hasta algunos transeúntes que solo pasan por ahí y necesitan descargarse de la  vida de stress de  Buenos Aires. Porque la  gente  también es aprovechada y le gusta el bardo.
Y ella cruza, con cara de uña encarnada, de que los callos la están matando y que el PAMI le negó la pedicura, viene cargando  pesados baldes imaginarios hasta subir al otro cordón y mirar con  un dejo de satisfacción por sobre su hombro.
Me está sacando esta vieja, uno de estos días me consigo un coche alquilado ( para que no me reconozca) y me subo a la vereda -si hace falta-.  La  voy a levantar como sorete en pala...

By Colton & " CARMAGEDON" Vegas.

sábado, 23 de abril de 2011

JULIO EL REMISERO DE LA OTRA CUADRA

Con Julio  tengo que hacer un relato  breve. En parte porque ando a las corridas y en parte porque no le quiero dar mucha prensa a ese hijo de putas agrandado como calzón de gorda. Paso a contarles: Julio es remisero. Tendrá  unos cincuenta y pico de años, panza,  fuma cigarros de oferta y lee la voz del interior. Medirá un metro setenta con toda la furia, tez oscura, pelo blanco ligeramente enchastrado de gomina, pantalón de Jean, camisa y corbata que no le llega al ombligo. Julio  es el típico jodido echado del interior. Es el flaco que se te queda mirando fijo hasta que uno levanta la mano y le hace un  "bueeenaas"  así de onda, y el otro no te lo devuelve y te deja  sintiéndote un  boludo en la vereda y  después cuando pasás al lado de  él te dice " uhhh que hacés no te  había  visto". Es raro uno no sabe si le están tomando el pelo o simplemente es corto de vista.
En la época de  poco trabajo ( todo el año para él gracias a un temperamento que pocas  veces colabora con el mantra de que " el cliente  siempre tiene la razón) se queda  con el asiento reclinado dentro de  su Ford Galaxy con los Ray Bans (espejados ) puestos, haciendo como que apoliya. No duerme, solo hace como  que duerme. Esto le permite  hacer dos cosas: Una: tildarte de careta cuando no lo saludás ( porque uno piensa que está contando ovejas cuyanas) y dos:  putearte por " haberlo despertado" cuando uno lo saluda, siendo que en realidad tiene un ojo  más abierto que el otro para junar ortos de incautas transeúntes. Tiene en su haber un sinfín de historias imaginarias donde las minas le dan  bola y creo en parte, utiliza estos recortes de realidad como ayuda memoria a la hora de componer el relato. Porque JUlio, siempre la pone más que uno, más que toda la cuadra  junta, Julio solo podría inseminar  toda la patagonia, sino  fuera  por el dolor de ciática que  lo aqueja.
 Básicamente un mala leche. Se lo  ha visto sonreír en tres oportunidades, dos cuando ha perdido su propio equipo de fútbol al grito de "  te dije que somos unos muertos, ahora me van a hacer caso y van  a  cambiar al técnico" y una cuando palmó el  frutero de la vuelta. No por rencor ni nada que se le parezca, es que ahora, puede usufructuar el sitio que dejó la camioneta del difunto a la sombra de la calle Hacha.
Gente del barrio de coltonia, que  se puede esperar....

By Colton & Vegas.